Nota del editor: Patricio Marcelo Moscoso Pantoja, es MSc. Docente de la Universidad Católica Boliviana – Tarija
Para determinar la fecha del Día del Sobregiro de la Tierra para cada año, la organización Global Footprint Network (GFN) calcula el número de días de ese año que la biocapacidad de la Tierra es suficiente para proporcionar la demanda de la humanidad.
¿Qué significa eso? “El sobregiro ecológico se refiere a la fecha en que la demanda de la humanidad por recursos y servicios de la naturaleza (huella ecológica) sobrepasa lo que la Tierra puede regenerar en el periodo de un año por el concepto de biocapacidad”, citado por la WWF, 2021.
El resto del año corresponde al rebasamiento global, sobregiro o al “déficit ecológico”, algunos términos que significan lo mismo. En otras palabras, el presupuesto del planeta y la fecha en que terminamos con el mismo (ecológicamente hablando).
El cálculo de las fechas fatídicas
El día del sobregiro ecológico, déficit de la Tierra o también conocido en inglés como “Earth overshoot day”, se calcula dividiendo la biocapacidad del planeta (la cantidad de recursos ecológicos que la Tierra puede generar ese año), por la “Huella Ecológica” de la humanidad (la demanda de la humanidad para ese año) y multiplicando por 365, la cantidad de días en un año:
(Biocapacidad del planeta / Huella ecológica de la humanidad) x 365 = Día de la superación de la Tierra.
Desde el 29 de julio comenzamos a vivir en déficit como humanidad.-
“De acuerdo a la red Global Footprint Network o GFN (2021), desde el 29 de julio del presente, (promedio como humanidad), comenzaremos a consumir más que lo que el planeta es capaz de proveernos”.
Los países que ya viven “fiado” este 2021 son: Catar y Luxemburgo desde febrero; Emiratos Árabes Unidos, Canadá, EE. UU, Australia en marzo y se sigue un patrón con ligeras variaciones: las naciones altamente industrializadas, con mucha población y superficie relativa son los que encabezan esta “lamentable” cifra.
¿Cómo vamos en Bolivia?
Pues mal.
El panorama no es alentador y tiende a complicarse mientras los ojos están sobre otros temas a sabiendas que la calidad ambiental es transversal y afecta a absolutamente todos los bolivianos.
Bolivia: El 9 de julio ya entramos al club de deudores “bioecológicos”.
Desde el próximo 9 de julio nuestra demanda de recursos naturales excederá lo que los ecosistemas del planeta pueden renovar en el periodo de un año. Y esa fecha llega cada año más temprano. El 22 de agosto fue para el 2020, según el Overshootday.org.
Siendo un país que tiene 1.098.581 km2, con no más de 11,5 millones de habitantes (Instituto Nacional de Estadística, 2021), y ampliamente biodiverso y rico en recursos naturales renovables y no renovables, bastaría para estar más que alertas por las cuestionables políticas de manejo de nuestros recursos por los distintos actores sociales del país.
Basta ver la figura para notar que estamos en un punto medio, pero en términos relativos estamos “consumiendo” el inventario ecológico de manera muy acelerada y preocupante.
Como dato curioso, Catar fue el primer país en declararse en bancarrota ecológica e Indonesia recién lo hará para el 18 de diciembre. No hay un solo país en el planeta que pueda utilizar su presupuesto sin caer en déficit.
Somos testigos que la deforestación, los incendios forestales, el obsoleto parque automotor, la ineficiencia en la optimización en el consumo de energía, la “tóxica” minería más la laxa conciencia ambiental predisponen a que retrocedamos cada año en vez de avanzar (NMA, 2020).
Urgen revertir esos problemas y podemos introducir y reforzar la formación educativa en asignaturas transversales y prácticas para actuar y ser catalizadores del ansiado cambio rápido y práctico que necesitamos para sumar a la sociedad que anda abúlica o preocupada en otros temas también importantes.
No olvidemos el mensaje del Papa Francisco plasmando en la encíclica Laudato Si. –
No sigamos haciendo oídos sordos al mensaje de S.S. Papa Francisco que en la Encíclica “Laudato Si” nos llama a evitar ser una sociedad altamente consumista, de desterrar la cultura del “usar y tirar”, de amar y respetar los regalos que la naturaleza nos dio y el comprender que debemos trabajar para lograr la armonía entre todos los que vivimos en el planeta.
Al final de cuentas, la decisión personal que tomes podrá ser un eslabón de una cadena que involucre a más personas y sea lo suficientemente fuerte para que el próximo año estemos celebrando que hemos retrasado el día en que viviremos “fiado”.
La decisión es nuestra.