Nota del editor: Patricio Marcelo Moscoso Pantoja, docente de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” Sede Tarija.
No se puede cerrar este 2021 sin antes postular las conclusiones del evento más importante que guiará el presente y el futuro de la humanidad.
Durante los primeros días de noviembre de este año 2021 se ha celebrado, en Glasgow, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Esta cumbre reunió a 197 gobiernos de todo el planeta, entes reguladores, empresarios, científicos, activistas, jóvenes y representantes de organizaciones globales con el fin de discutir y comprometerse a combatir el cambio climático, el calentamiento global y la descarbonización progresiva de la economía mundial.
Entre las principales conclusiones encontramos varios acuerdos entre los que se encuentran que:
- Se mantiene como objetivo el escenario de 1,5 ºC, con objetivos cuantitativos y referencias explícitas a la reducción del carbón y los subsidios fósiles, y con la necesidad de cumplirlo para evitar efectos devastadores. Es de supervivencia reducir las emisiones un 45 % en 2030, respecto a los niveles de 2010, y llegar a emisiones netas nulas en 2050. Para eso se pide a todos los países a acelerar su actuación contra el cambio climático.
- Es imperioso reducir el consumo del carbón y eliminar los subsidios fósiles ineficientes, siendo preciso un apoyo para que sea una transición justa. Demandamos justicia ambiental.
- Se dispone un plan de dos años para fijar un objetivo global de adaptación al cambio climático y se pide a los países desarrollados que dupliquen su apoyo financiero en tema de adaptación a 2025 para los países en desarrollo.
El balance obtenido.-
Las expectativas que se tenían de esta cumbre climática (COP 26) eran ambiciosas por dos razones: por ser una conferencia enfocada en la recuperación post-pandemia y; segundo pero no menos importante, por la premura de dar respuesta a los recientes informes científicos sobre la inminente amenaza del calentamiento global.
También, la COP26 aumentó su relevancia por ser una cumbre que exigía compromisos concretos. Con acuerdos sustantivos en mejoras climáticas de los gobiernos, sobre todo corto y medio plazo sobre adaptación, no superar los 2ºC y sobre la transición justa con pactos sobre la financiación de los países más vulnerables.
Además, por las tensiones propias de las negociaciones entre EEUU, China y Europa y la incertidumbre por los constantes cambios geopolíticos, este evento se presentaba como clave en lo político.
Lamentablemente, finalizada la cumbre y firmado el Pacto Climático de Glasgow, representantes de Naciones Unidas, del sector público de todos los países firmantes, de las empresas privadas y del tercer sector, e incluso el propio presidente de la Conferencia Alok Sharma y miembros del IPCC, se han transmitido de manera pública su lástima porque los acuerdos que se han alcanzado no resultan suficientes.
A pesar de que se han logrado buenos acuerdos en distintos sectores económicos; estas quejas significan que los grupos intergubernamentales de expertos sobre el cambio climático no han sabido imponerse sobre la importancia que tienen estos temas y la relevancia que plantean de cara al futuro.
Es una perogrullada pensar que los efectos del cambio climático recién se manifestarán, pero ¡NO! más bien tienden a agravarse menoscabando la calidad de los seres que habitamos en el planeta o en “Nuestra Casa Común” con la Encíclica Laudato Si; con la Exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonia” del Santo Padre Francisco, al pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad, entre otros.
Pequeñas grandes acciones marcarán el cambio hasta que llegue el ansiado momento en que todos los actores se pongan de acuerdo, dejen sus intereses particulares y trabajen por nuestra añdea global.
El tema del cambio climático, desde el punto de vista académico, nos involucra a toda la familia universitaria, siendo menester continuar y profundizar sobre estos temas en todas las carreras universitarias, a lo menos eso creo.